En el mercado podemos encontrar muchos tipos de recipientes, de ahí la importancia de elegir aquellos que nos ofrezcan los mejores resultados. Los más recomendables son los que tienen base tipo sándwich (con una base gruesa formada por diferentes capas de acero y aluminio), pero también se pueden utilizar los de hierro fundido o los multicapa.

Por contra, los esmaltados suelen tener un peor comportamiento en inducción porque si la hoja de metal es demasiado delgada, la base puede deformarse, perdiendo propiedades en los siguientes usos. También tenemos que tener cuidado con los recipientes de aluminio fundido, ya que en muchos casos tienen el diámetro del disco ferromagnético más pequeño que el diámetro total de la sartén.

Otro de los puntos a tener en cuenta es que la forma del recipiente se ajuste a la forma de la zona de cocción y cumpla con el tamaño mínimo y máximo detectado en cada una de ellas (se suele creer que en cada zona solo puedan utilizarse recipientes del mismo tamaño de la zona, pero no es así).